Desde el punto de vista relacionado con la sociología de lo urbano,
quizá el ejemplo paradigmático es la diferenciación que realiza el sociólogo
Tönnies en 1887, entre gemeinschaft y gesellschaft[1].
Con estos dos conceptos alemanes el sociólogo se refería a dos formas de vida
social, que son las que aparecen en las formas de interacción comunitaria que
tratamos. En la gemeinschaft, es el interés común el que prima y guía las
acciones de los miembros: está orientada hacia la cooperación. Sin embargo en
la gesellschaft, el interés individual consigue supeditar cualquier tipo de
interés global o comunitario. Aquí la cooperación ya no es la base, sino un
instrumento, al mismo nivel que lo es el conflicto. Por descontado queda que la
segunda forma social no incentiva la existencia de “sistemas de vecinos” como
lo hace el primero.
Otro sociólogo, Georg Simmel[2],
puso las bases teóricas del individualismo del ser humano en la ciudad,
diferenciado del comunitarismo condicionado por la moral y la norma más propia
del entorno rural[3]. El
contexto de la Revolución Industrial es donde se produjo la mayor explosión
urbana pero, como hemos señalado, no es hasta los años cincuenta cuando surge
la copropiedad. El caso, es que desde un punto de vista estrictamente
urbanístico, durante esta época se consolidó una nueva forma de vecindad,
basada en una densidad de población considerablemente más alta, es decir: en
las fincas. La consolidación del éxodo rural acentuó este proceso, que hizo que
el sistema de vecinos ya no se circunscribiese en un núcleo urbano, sino que
existieran varios dentro de una ciudad, véase comunidades de propietarios o
fincas urbanas. La primera etapa masiva de personas viviendo en copropiedad se produce con personas que
proviene de entornos rurales y con variables sociales y arquitectónicas que
facilitaron la convivencia; presencia de la mujer en el hogar, comercio de
proximidad, colegios con horario partido, estructura familiar extensa, ausencia
de garajes, desarrollo incipiente de ascensores ...
Durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX el formato de
ciudad de meda/alta densidad ha pasado a ser el que aglutina el mayor consumo
de recursos del mundo. Y de hecho es ya, en el siglo XXI, el de mayor
concentración de población. En este contexto han ido surgiendo soluciones
organizativas con un grado mayor o menor de formalidad para la cooperación y la
resolución de conflictos relacionados sobre todo con el ámbito de la vivienda.
Las comunidades de vecinos[4]
son el formato más conocido en todo Occidente.
Las fuerzas que alimentaban la capacidad de autoorganización se van
debilitando y se anticipa necesario establecer estrategias para fortalecer este
nuevo sistema social en la medida que puede necesitar estrategias más directas.
Nuevas necesidades que son satisfechas tanto desde las políticas públicas y
otras que vendrán de la iniciativa privada.
Debemos conocer los procesos explícitos e implícitos que regulan el
funcionamiento y la convivencia de una comunidad de vecinos para orientas los
servicios profesionales que les pueden ayudar.
Un Saludo.
[1]
Los conceptos de Gemeinschaft y Gesellschaft, elaborados por el sociólogo
alemán Ferdinand Tönnies, se separan conceptualmente de forma estricta entre
sí, como se desarrolla en su obra “Gemeinschaft und Gesellschaft” de 1887.
[2]
Fue cofundador, junto a Max Weber y Ferdinand Tönnies, de la Sociedad Alemana
de Sociología. Entre sus obras más destacadas: Diferenciación Social (1890).
[3]
Para Simmel, las relaciones sociales entre los habitantes de las grandes
ciudades son fragmentadas y
superficiales, pues “si uno
respondiera positivamente a todas las innumerables personas con quien se tiene
contacto en la ciudad -como sucede en las pequeñas localidades donde uno conoce
a todos aquéllos a quienes se encuentra y en donde se tiene una relación
positiva con todo el mundo- uno se vería atomizado internamente y sujeto a
presiones psíquicas inimaginables”.
[4]
Robert Park señala las características de una comunidad: 1) relación e
interdependencia de seres en un habitat común; 2) una población organizada
territorialmente, es decir, más o menos arraigada en el suelo que ocupa; 3) un
conjunto de unidades individuales que viven en una relación de mutua de interdependencia simbiótica. Existe unidad
orgánica de la comunidad porque posee una estructura más o menos definida de
acuerdo a las fases de vida de formación, crecimiento o deterioro.
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