Este blog es parte complementaria al Proyecto Fin de Master de Consultoría y Gestión de Procesos de Desarrollo Organizativo del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid (E.U.de Empresariales) y parte de la creencia que el Desarrollo Organizacional aporta modelos útiles para que los propietarios, en el marco de una comunidad de bienes compartidos y privativos, desarrollen un proyecto común colaborativo bajo la presión de un entorno cambiante.

miércoles, 23 de octubre de 2013

¿Qué esperan los vecinos en una comunidad?



 
Consideremos el ejemplo de una comunidad  “X”, donde la gente tiene lazos de vecindad fuertes y consistentes, que requieren que los vecinos respondan sin ninguna duda a la petición de sal, herramientas, dinero, comida o incluso consejos, y que a cambio, la gente se sienta libre de pedir a sus vecinos tal tipo de asistencia. Cualquier individuo, por tanto, en esa circunstancia será tanto prestatario como prestamista. El rol que juega cada vecino está claro y existe acuerdo en cuanto a sus especificaciones y exigencias.

Analizemos un segundo ejemplo, comunidad “Y”, donde existen expectativas igualmente sólidas sobre lo que los vecinos deben o no deben hacer, pueden o no pueden pedir y dar. Pero esta vez el contenido de las relaciones esperadas es totalmente diferente. Fuera de los saludos corteses y las reuniones formales se espera de la gente que se atenga a su intimidad, se ocupe de sus propios asuntos y se mantenga fuera de los asuntos de los demás, y que no dé ni pida favores. Además se espera que todos contribuyan al mantenimiento del nivel social y físico no armando demasiado ruido, manteniendo limpias y arregladas las instalaciones comunes y observando las normas de conducta social.
La diferencia entre estas dos concepciones se halla en el contenido de lo que se espera de los buenos vecinos. Ser un buen vecino depende de la importancia que se asigna a cada rol; lo que un buen vecino debe hacer depende de valores y preferencias específicas. En ambos ejemplos la versión particular de lo que un vecino es o debería ser está firmemente establecida y les parece correcta a sus miembros.
Mientras que cada grupo se atenga a su intimidad, las cosas irán más o menos sobre ruedas. El problema aparecerá su un individuo de la comunidad “Y” se encontrara viviendo en una comunidad “X”. Entonces, casi con toda probabilidad, considerará a sus vecinos increíblemente intrusos, chismosos y entrometidos. Ellos a su vez, lo encontrarían, con toda probabilidad distante, estirado, egoísta y antipático. Si el individuo de “Y” decide continuar viviendo allí, una o ambas partes tendrán que hacer algún tipo de esfuerzo para cambiar su conducta. Si no consiguen hacerlos así, el individuo de “Y” no se sentirá feliz en su nuevo ambiente y la gente de “X” le considerará un vecino indeseable.
Estos ejemplos son significativos porque sugieren que el tipo de relaciones vecinales que hallamos en un área refleja normalmente los conceptos establecidos como cultura comunitaria y de lo que se espera o que haga un buen vecino. Por tanto un buen vecino no es necesariamente una persona amistosa o agradable, sino aquel que está alineado con las expectativas del rol que debe jugar según las normas no escritas de la comunidad en la que vive y que a lo largo del tiempo se han ido consensuando y que no están mínimamente documentadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario