Cuando muchas
personas permanecen juntas, en contacto constante y además deben organizarse
para compartir una serie de bienes y servicios sobre los que tienen unos
derechos y unos deberes, se crean efectos muy curiosos anclados a la condición
humana. Los más importantes principalmente son la aparición de conflictos, la dejación de responsabilidades y el
individualismo. El simple hecho de “verse la cara” a diario y de compartir
recursos y espacios comunes hace que inevitablemente surja la competencia por
dichos recursos, sobre todo si los canales de comunicación son disfuncionales
existen más probabilidades de que surja el individualismo. Curiosamente los
mismos factores que invitan a la aparición de conflictos también son los que
propician una de las maravillas de la naturaleza humana, la cooperación. Los
seres humanos buscamos la cooperación cuando deseamos resolver dificultades
individuales, conflictos grupales y nos orientamos hacia la seguridad.
Un saludo
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